Es una zona de Donostia que contiene verdaderos tesoros naturales, gracias al promontorio que el río Urumea deja en su último meandro y que el Duque de Mandas adquirió como casa de Campo y después cedió a la ciudad para uso de los donostiarras donde podemos encontrar árboles exóticos y curiosos que se desarrollan en un hábitat excepcional.
Visita guiada parque de Cristina Enea
El itinerario se inicia en la parte baja del parque, su entrada principal por Duque de Mandas, para continuar por el paseo que va a Mundaiz, en el que encontramos buenos ejemplares de Castaños de Indias, Plátanos, Arces, Laurel, Tejo, Chopo negro…
En el camino de ascenso hacia el estanque, entre bellos Plátanos de sombra, encontramos una hermosa Haya y la única Palmera canaria del parque.
Del estanque, entre jóvenes ginkgos y abedules blancos, ascendemos a la parte alta que alberga el palacio y el edificio de la antigua capilla y cocinas.
En la campa destaca especialmente el bonito ejemplar de Encina cantábrica así como la colección de Palmeras Fortune y el Tilo plateado.
Frente al palacio, el Tulipero, Magnolias de hoja caduca y grandiflora, Arces, Liquidámbar, Fresnos…para llegar a la campa circular en la que destaca en especial el Ginkgo, detrás un buen ejemplar de Olmo, único del parque y posiblemente de la ciudad, ya que la enfermedad de la grafiosis acabó con los olmos en Europa.
También vemos Tilos de hoja pequeña, Cerezos japoneses, Castaños de Indias, Robles…
Y ya en el descenso por el césped hacia el estanque sobresale el magnífico CEDRO DE LÍBANO (la imagen de este árbol de Cristina Enea es por su gran belleza el que siempre aparece en los catálogos de árboles singulares) junto al Falso Ciprés de Lawson, Sequoias rojas, Sequoia gigante, Roble, Ciprés de los pantanos, Hayas roja y llorona, Acebo…
Se han identificado un total de 52 árboles, que para facilitar su identificación, se muestran imágenes de cada árbol y de sus hojas en detalle.
De algunos árboles hay varías fotos tomadas entre junio y noviembre, en las que se puede apreciar el cambio de color de sus hojas, de verde a marrón, amarillo o rojo, o ya sin ellas pero con frutos. Aspecto este muy importante a tener en cuenta en la época del año que se visita el parque.
Antecedentes históricos parque de Cristina Enea
Cristina Enea comenzó a ser una realidad en la segunda mitad del siglo XIX en un momento importante para la ciudad, pues en esta época se llevó a cabo la demolición de sus murallas, a partir de la cual la ciudad se extenderá rápidamente por los terrenos arenosos ocupados en parte por las fortificaciones.
Por estas fechas llega también el ferrocarril a Donostia-San Sebastián, disponiendo sus instalaciones muy cerca de la que será residencia del donostiarra D. Fermín de Lasala, Duque de Mandas (duque consorte, el título pertenecía a su mujer).
El río no estaba canalizado, de forma que la mayor parte de la superficie que hoy ocupa el ensanche de Cortázar y los barrios de Gros y Amara, eran arenales o marismas, inundadas, en parte, periódicamente por el mar.
Ya en el siglo XVIII la finca Mundaiz se asentaba en la parte de la colina más alejada de la ciudad, dotada de un palacio y de jardines; el resto lo ocupaban una serie de caseríos y huertas que D. Fermín comenzó a comprar a partir de 1863 con la intención de construir en ella su casa y un gran jardín.
Los jardines fueron diseñados en 1890 por el prestigioso jardinero Pierre Ducasse, incorporando exóticos ejemplares de árboles como el ginkgo, la secuoya o el cedro del Líbano, algo poco común para la época.
Para entonces, Duccase ya había diseñado y ejecutado el parque de Aiete, la plaza de Gipuzkoa. Además, el parque de Miramar estaba diseñado y casi del todo ejecutado.
El Duque dispuso en su testamento una serie de condiciones relacionadas con Cristina Enea, unas destinadas a que el usufructo de la finca permaneciera durante algún tiempo en manos de su familia, y que se restringiera su uso en el futuro.
Finalmente en 1926 se cedió la finca al Ayuntamiento, para el disfrute de los ciudadanos.
Tras un tiempo en el olvido, los últimos años el Ayuntamiento ha tratado de devolver a Cristina Enea los valores naturales y ornamentales de un espacio verde urbano de estas características, que se ha convertido en el parque principal de Donostia-San Sebastián, con entradas por los barrios de Egia, Amara y Riberas de Loiola.
El parque incluye, entre otras instalaciones, el palacio, capilla, antiguas cocinas y portería.
El parque tiene una superficie de 95807 m2 y por su tamaño se puede considerar como un “parque de distrito”. Su tamaño implica un radio de influencia de 2000-2500 m en torno a él, según las estimaciones de diversos expertos en materia de la planificación verde de las ciudades.
En 2008 se crea la Fundación Cristina Enea, cuyo personal junto al de Medio Ambiente del ayuntamiento, se ubica en el rehabilitado palacio y capilla.
Cuando hablamos de este parque público nos referimos al considerado como uno de los más interesantes parques históricos urbanos de España, siguiendo la tipología de jardín inglés.
A comienzos de 2009 el parque optó al Premio Europeo del Paisaje del Consejo de Europa como la candidatura de España presentada por el Ministerio de Cultura. El 23 de septiembre de ese mismo año el veredicto concedió al parque una mención especial, quedando en segundo lugar, por detrás del ‘Parc de la Deûle’ de la Comunidad Urbana de la Metrópoli de Lille (Francia).
Autor de los textos: Carlos Pérez Olozaga